Preguntas frecuentes

Aquí encontrarás una serie de preguntas que podrán orientarte sobre ir a terapia.

Es complicado ser especifico con la duración de la terapia, ya que depende de muchos factores, principalmente de la motivación del paciente, resistencias que este presente ante el problema a tratar, etc.

En muchas ocasiones, lo que puede suceder es que aunque una persona acuda a terapia por un problema concreto, puedan aflorar otros que el paciente tiene y de los que no ha sido consciente hasta el momento en el que ha comenzado su trabajo personal.

Desde nuestro Centro, intentamos centrarnos en la solución del problema, en el aquí y en el ahora, por lo que normalmente estas terapias no se extienden mucho en el tiempo, aunque no es posible concretar el tiempo exacto.

Las sesiones, habitualmente, son de una hora de duración y la frecuencia puede ser semanal, quincenal o, incluso, mensual dependiendo del acuerdo o «contrato» establecido entre la persona, pareja o familia que acude a terapia y el psicólogo que lleva a cabo la terapia.

Llega un momento en que una situación particular, una condición o una etapa de la vida, genera sensaciones o síntomas desagradables o, simplemente nos hace percibir que no contamos con los recursos disponibles para enfrentarla.

Muchas pueden ser las situaciones que nos lleven a este estado. Dificultades en el trabajo, problemas de pareja, familiares, económicos, duelos, e incluso cambios deseados e interpretados como positivos que generan expectativas, ansiedades y temores que nos hacen pensar que no seremos capaces de enfrentarlos adecuadamente (mejora laboral, llegada de un hijo, etc.)

Cuando estas condiciones se acompañan de angustia, tristeza, apatía, rabia, desmotivación, miedo u otras emociones y éstas impiden disfrutar los aspectos buenos de la vida, es momento de plantearse si es posible superar este estado por uno mismo, o si es necesario acudir a un psicólogo que pueda ayudarle a comprender la situación y generar las condiciones para sobreponerse.

Los psicólogos podemos, a partir de un vínculo terapéutico, actuar como un facilitador del proceso de cambio. De este modo es posible, que los pacientes sean capaces de ser conscientes de que cosas han generado el problema, que aspectos hacen que se mantenga en el tiempo, y de este modo encontrar soluciones que hagan posible el cambio y que el paciente se sienta capaz de tener el control de todo lo que en su vida se plantee y de los posibles cambios que puedan ir apareciendo.

¿Es normal tener vergüenza por ir al psicólogo?
Es normal sentir vergüenza y reparo a la hora de acudir al psicólogo. Hay mucha gente que aún sigue considerando la psicología como algo tan solo de «locos», sigue habiendo muchos prejuicios en cuanto a ir al psicólogo.

En muchas ocasiones el paciente siente vergüenza e incomodidad por los síntomas que presenta y siente reparo a la hora de transmitírselos al psicólogo. Todos estos sentimientos se van disminuyendo cuando se va estableciendo confianza con el terapeuta.

Es muy normal que aparezca el sentimiento de vergüenza a la hora de acudir a terapia. Se trata de una situación nueva y desconocida, donde se habla de problemas y de preocupaciones personales con una personaron la que aun no se tiene confianza.

El proceso de confianza y de vínculo con el terapeuta se va poco a poco estableciendo y consolidando y el psicólogo tratará con el mayor de los respetos la información que deposite en él su paciente, además de ser una información confidencial que queda «guardada» en la consulta.

El psicólogo, durante la terapia, va a ayudarte a aprender estrategias para que te enfrentes a estas situaciones de otra forma que sea más productiva para ti y que te ayude a sentirte mejor. Y eso, en definitiva, es cambiar.

Tanto el psicólogo como el psiquiatra son profesionales de la salud orientados a ayudar al paciente a mejorar su estado de bienestar. La diferencia fundamental consiste en las herramientas que utilizan para llevar este objetivo a cabo. El psiquiatra lo hace a través de un tratamiento farmacológico mientras que el psicólogo lo lleva a cabo a través de técnicas de la psicología cognitivo-conductual.

En algunas ocasiones, es necesario llevar a cabo una terapia que combine ambos tratamientos. En estos casos, desde el centro PSOMA colaboramos con psiquiatras de confianza que pueda hacer una valoración de la necesidad de comenzar o no un tratamiento farmacológico.

Los psicólogos regimos nuestra actividad terapéutica por lo que marca el código deontológico. En este código se establece, entre otros puntos, la obligatoriedad de la confidencialidad en la relación terapéutica.

En los casos en los que la terapia se efectúe entre el psicólogo y mas de un paciente (terapia de pareja, terapia familiar), siempre existe un espacio para cada uno de los pacientes con el psicólogo a solas. Y la información que ahí se trate queda entre ellos dos, sin compartirla con el/los otro/s paciente/s de la terapia.

La terapia es un tratamiento psicológico en el que se establece una relación entre dos personas: el paciente y el psicólogo. Como en cualquier relación, la comunicación se produce entre las dos personas. Sí hay momentos en los que hablará mas el paciente y otros en los que lo tendrá que hacer el psicólogo, pero siempre se tratará de un diálogo fluido.

Las personas estamos en constante cambio a lo largo de nuestra vida. La educación que recibimos y las experiencias que vivimos son las que van determinando cómo nos comportamos en las situaciones a las que nos enfrentamos en la vida. Ahora bien, en ocasiones esta forma de enfrentarnos no es adecuada por distintos motivos (no nos permite conseguir lo que queremos, nos hace sentir mal o no ayuda a relacionarnos de manera adecuada con los demás, por ejemplo).

El psicólogo, durante la terapia, va a ayudarte a aprender estrategias para que te enfrentes a estas situaciones de otra forma que sea más productiva para ti y que te ayude a sentirte mejor. Y eso, en definitiva, es cambiar.

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